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La Marbella del principios del siglo XX era una sociedad fuertemente ruralizada, y se encontraba lejos tanto de la expansión industrial como de insertarse en un modelo económico, ni siquiera de reforma agrícola, que resolviera los problemas de un municipio cada vez más abocado al paro o a la emigración. El modelo económico predominante en Marbella durante los años de la Restauración responde, posiblemente, a una situación de dependencia «colonial» en la que la labor extractiva del mineral no genera riqueza en la zona ya que no se crean industrias derivadas que permitan una explotación rentable para el municipio. Hay que hacer la salvedad de la falta de estudios sobre el primer tercio del siglo XX. Actualmente se están realizando trabajos sobre asociacionismo (por Lucía Prieto) y sobre la dictadura de Primo de Rivera (Miguel Ángel Guillén).

En cuanto a la propiedad de la tierra, entre 1915 y 1930 la estructura de la propiedad rústica se mantiene casi igual al periodo anterior, con un considerable índice de concentración (48%) en cinco latifundios: colonia de San Pedro, de El Ángel, Sierra Blanca, Hacienda de Rosado o San Manuel y Coto Larios o Coto de los Dolores. Las explotaciones agrícolas del oeste del término (San Pedro y el Ángel), se diferencian claramente de los latifundios del este por su dedicación a cultivos de regadío y caña de azúcar durante las últimas décadas del siglo XIX en régimen de explotación directa; creación de una infraestructura para regadío; de una infraestructura industrial derivada de la caña: ingenios de San Pedro y de el Ángel. En la década de los 30, la industrialización de la zona se hallaba desmantelada. Por el lado oriental, los latifundios se ocupan mayoritariamente por monte bajo y pastos.

Antes de la Guerra Civil, el 40% de la gran propiedad latifundista está controlada por personas ajenas a la localidad. Pero «ni la importancia económica de las grandes explotaciones latifundistas de regadío, capaces de absorber un alto número de mano de obra, ni la importancia superficial de los latifundios de secano, vinculados a las oligarquías malagueñas, pueden ensombrecer el peso económico y el prestigio social que ostentan los que detentan la propiedad de fincas grandes y medianas en Marbella. De ellos, el 10% son propietarios forasteros, pero con fuertes vinculaciones políticas y económicas con el municipio, como es el caso de los Chinchilla Domínguez, los Gasset Chinchilla (...) », etcétera.

En cuanto a la propiedad urbana, el mayor protagonismo político y prestigio social correspondió a las familias que detentaban la mediana propiedad agrícola y que a su vez concentran gran parte de la propiedad urbana.

En cuanto a la población, la evolución durante la primera mitad del siglo XX se caracteriza por una disminución progresiva desde 1910, año en el que se alcanza un número de habitantes (10.286) sólo superado a partir de 1960. Por otro lado, la existencia en el término de varios núcleos diferenciados determina una evolución demográfica diferente para cada uno de ellos.

En las primeras décadas del siglo XX, Marbella presenta una sociedad eminentemente rural. La dedicación mayoritaria de la población a la agricultura y a la pesca se mantiene durante los años de la República, como revela el estudio del Padrón municipal de 1935.

La inexistencia de alternativas de empleo, más allá de la pesca, para una población dedicada a las labores agrícolas cristalizaba en la reducción del crecimiento vegetativo. Así, hasta la década de los cincuenta el volumen de residentes en Marbella se mantuvo oscilando alrededor de 10.000 habitantes, en descenso desde 1910 a 1940, cuando se alcanza el mínimo de población inmediatamente tras la Guerra Civil y tras una muy difícil situación laboral en los años anteriores a ésta. Hasta ese momento, Marbella debía ser considerada como un municipio de emigración, incapaz no sólo de mantener en él la totalidad de su crecimiento vegetativo, sino ni tan siquiera a parte del resto de su población. Esta dinámica comienza a cambiar tímidamente se signo en el periodo que va de 1940 a 1950, cuando se registra el primer incremento neto de habitantes tras cuarenta años de pérdidas; aunque este aumento no significó que los movimientos migratorios hubiesen cambiado de signo; antes al contrario, el saldo migratorio neto continuó siendo negativo. La década de 1950-1959 se producirá la ruptura definitiva, cuando el crecimiento el números absolutos será, y continúa siendo, no sólo el resultado del crecimiento vegetativo de la población asentada en el municipio, sino también de la llegada de inmigrantes.

ACONTECIMIENTOS POLÍTICOS

Durante la República, destaca el problema del paro, pues éste constituye un mal endémico de especial incidencia entre la población campesina. En 1931, el cierra de la mina de hierro agravó el problema engrosando el volumen de mano de obra dedicada a la agricultura. Para paliar este problema, el consistorio emprende una serie de actuaciones: proyecto de construcción de la carretera Istán-Marbella (de incidencia mínima); actuación municipal en las grandes explotaciones agrícolas, sobre todo en las colonias de San Pedro y de El Ángel, que en el verano de 1932 se mostraron reacias a emplear a los obreros enviados por el Ayuntamiento. Los problemas se agudizan: bandolerismo, robo, saqueo, asalto a panaderías y tiendas de comestibles, etcétera . Se creará la Comisión Municipal del Paro Forzoso y la Bolsa Municipal de Trabajo.